El sistema fiscal de un país es el conjunto de leyes, normas y disposiciones que regulan la forma de obtener los ingresos públicos, en particular por medio de los tributos.

La configuración del sistema fiscal es una de las piezas clave de la organización de un Estado por dos razones:

1ª: Debe genere suficientes recursos para financiar los servicios públicos (sanidad, educación, atención a la gente mayor), las prestaciones universales (subsidios de paro y pensiones de jubiliación), las inversiones colectivas (infraestructuras) y los gastos públicos (funcionamiento de las instituciones políticas y de la Administración).

2ª: A través del sistema fiscal, utilizando los impuestos, el Estado puede modificar sustancialmente la distribución de la renta en un país. De aquí los amplios debates que suscita el sistema fiscal, desde quienes consideran que el sistema fiscal debe ser neutro, es decir, afectar el mínimo posible a la distribución de las rentas y a las decisiones que se toman en el ámbito privado, hasta quienes esperan que el sistema fiscal ejerza un importante papel nivelador de las diferencias en las rentas de la población. Según quién, cómo y cuánto se pague por impuestos, los ingresos de que disponen las personas cambian.